Transformers: Dark of the Moon


La primera de “Transformers” me divirtió como pocas películas lo han hecho, y fue asombroso ver realmente a esos carros convertirse en robots (Mi reseña de la original aquí). La segunda fue pésima, si la disfruté en su momento fue por que estaba consciente de lo pésima que era y mis expectativas bajaron hasta el suelo antes de verla. Ahora viene la tercera parte, la cual no es tan buena como la primera ni tan mala como la segunda, sino se encuentra en un punto intermediario, pero sinceramente el interés ya se perdió. Mi parte favorita es cuando un grupo de sobrevivientes son atacados sin misericordia por un Decepticon que solo puede describirse como un bulto de tentáculos mecánicos que destruyen todo lo que se les atraviese. En este caso, se encuentra derrumbando un edificio como de 50 pisos en donde los mencionados sobrevivientes se refugian, por supuesto, en los uno de los pisos mas altos. Debo admitir que me fascinó como luchan y corren y se cuelgan, etc. todo esto mientras el edificio se colapsa. En un momento se les ocurre hacer algo para permanecer más tiempo a salvo que realmente me atrapó y casi grito a la pantalla.

La batalla entre los robots ya no es interesante como lo fueron en la primera, vemos como se agarran a espadazos y balazos, pero no es nada nuevo ni emocionante. Sin embargo, esto no me molestó. Algo que sirvió como veneno para esta película, de igual manera fue con la tercero, fueron los momentos “cómicos”. Las películas de Michael Bay son para entretener, y parte del entretenimiento son los momentos cómicos, los cuales, cuando se tratan de este tipo de películas, suelen surgir en momentos que en vida real no fueran chistosos. Me sorprende que en “Pear Harbor” no saliera con estos momentos durante el ataque de los japoneses. Transformers son ideales para este tipo de comedia, y la primera tenía muchísimos de estos, pero en ambas secuelas parecen querer realmente forzar estos momentos. Ninguno de estos momentos funciona. En el caso de Dark of the Moon, solo un momento me hizo reír, el cual también es una toma fascinante de cómo Bumblebee, uno de los Autobots, se va manejando con Sam (Shia Lebouf) adentro, surge una batalla, se transforma, pero no sin antes sacar a Sam de si mismo, aventándolo al aire. Mientras Sam va en el aire Bumblebee se defiende de su atacante rápidamente, atrapa a Sam mientras va cayendo, y casi simultáneamente se convierte en carro, dejando a Sam nuevamente adentro del auto como iba. Todo esto es muy breve, pero no solo los efectos y la intensidad son fascinantes, sino es chistoso como cuando termina todo Sam aun no lo supera, y grita desesperada y afeminadamente.

Ese fue el único momento chistoso. De ahí en fuera el filme presiona la comedia con momentos “slapstick” y dialogos astutos. Una movida sumamente patética fue agarrar a Ken Jeong, el chino de “The Hangover”, para interpretar a un tipo con información confidencial sobre los Decepticons al estilo Deep Throat del caso Kennedy, de echo creo que le hace referencia. Digo creo por que habla muy rápido, la edición y la actuación son sumamente exageradas, y el rato en que sale en sí es sumamente extremista. Supongo que Michael Bay pensó que al agregar a este actor, quien nos hizo reír tanto en The Hangover, iba a tenernos atacados de la risa, pero estoy de acuerdo con Ebert, un actor o comediante no es chistoso por sí mismo, sino por su material. Tan solo vean “Nacho Libre” con Jack Black. Durante la escena en la que sale Jeong, y en general durante todo el filme en sí, el publico se reía por que era claro que era una escena en la que tenían que reírse, pero no por que se les hacia chistoso. Que incomodo son dichos momentos, no se si sentirme mal por los cineastas por que les falló la comedia o por el espectador por verse forzados a reír falsamente.

La historia, realmente importa? Es casi lo mismo que las otras. Pero algo que me gustó de esta fue que fue la trama, por más absurdo que pueda ser un filme sobre autos que se transforman en robots, es más clara y lineal que la primer secuela, la cual Megan Fox admitió que realmente nunca entendió.

Algo que sentí muy superficial es que hayan agarrado a la modelo Rosie Huntington-Witheley para que tomara el papel de Megan Fox. No interpreta al personaje de Fox, pero es claro que era necesario llenar ese hueco con alguien igual de atractiva. Yo se, soy hombre, no me debería quejar de esto (La primer toma en la que sale la cámara la sigue tomándole su trasero, mientras solamente usa calzones), pero así como disfruté cada toma en la que fotografiaban a esta mujer, también pensaba que hay algo superficial en andar buscando modelos para sustituir a actrices en vez de agarrar a otra actriz. Oh well, interpreta bien el papel, y Sam Withwicky ha de ser el hombre mas suertudo del mundo.

En mi reseña de Harry Potter puse que con cada secuela la saga de los Transformers se va cada vez más y más para abajo, esto es cierto en cuestión de interés y anticipación, lo cual le afecta al filme de antemano. Repito, esta tercera parte es mejor que la segunda, pero no hay mucho que puedas explorar en cuestión de trama cuando se trata de una película sobre robots gigantes. Me viene a la mente las de Indiana Jones, las cuales no son una saga que se lleva a cabo cronológicamente (Apenas hace unos años me enteré que la segunda se lleva a cabo antes que la primera), pero muestran aspectos diferentes de la vida de Indiana Jones, aparte de que esas no dejan de ser chistosas. Transformers tampoco mantienen cronología, pero desde la segunda dejaron de ser divertidas. Espero que esta sea la última, por su propio bien.

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